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Errores comunes al cuidar la piel sensible y cómo solucionarlos

La piel sensible no es una condición rara, pero sí requiere atención especial. Se caracteriza por reaccionar de forma intensa frente a factores externos como el sol, el viento o ciertos cosméticos. Aunque en muchos casos no hay signos visibles, pueden experimentarse molestias como ardor, picor o una sensación de tirantez.

Esta sensibilidad también puede manifestarse con enrojecimiento temporal o persistente, descamación, o una piel visiblemente más seca. Esto ocurre porque la barrera protectora de la piel está debilitada, lo que facilita la pérdida de agua y desencadena deshidratación.

¿Por qué sucede?

Las causas pueden dividirse en dos grandes grupos:

  • Factores internos: predisposición genética, alteraciones hormonales (como durante la menstruación, embarazo o menopausia), enfermedades cutáneas y la edad.

  • Factores externos: exposición a condiciones climáticas extremas, contaminación ambiental, uso excesivo de limpiadores, o cosméticos agresivos.

Incluso el estilo de vida tiene un papel clave. El estrés elevado, una dieta pobre en antioxidantes o rica en irritantes puede aumentar la reactividad de la piel.

Cómo proteger y fortalecer la piel sensible

El primer paso es cuidar y mantener la barrera cutánea. Para ello, es recomendable usar productos suaves, sin perfumes ni alcohol. Limpiadores tipo leche o espumas suaves son ideales. También es importante optar por hidratantes que refuercen los lípidos esenciales de la epidermis, como las que contienen ceramidas, ácidos grasos y colesterol.

Para zonas delicadas como el contorno de ojos, se aconsejan fórmulas específicas con ingredientes restauradores. En caso de enrojecimiento frecuente, el uso de productos calmantes con ingredientes como el cardo mariano puede ayudar a reducir la inflamación.

Conclusión

El cuidado de la piel sensible requiere atención, paciencia y los productos adecuados. Si presentas este tipo de piel, evita exfoliantes abrasivos y cosméticos con alcohol o fragancias. Una hidratación constante y una rutina adaptada marcarán la diferencia.

¿No sabes por dónde empezar? ¡Contáctanos y diseñaremos una rutina personalizada para ti!

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